Se dice que cada uno es esclavo de sus propias palabras, y mucho más si estas quedan escritas en una red social. Kevin Durant sabe bastante de todo esto, porque está pagando ahora las consecuencias de un mensaje que ahora se ha vuelto contra él.

En 2010, en su tercera temporada en la NBA y en los Thunder de Oklahoma, Durántula se postuló en contra de los superequipos que entonces se estaban construyendo en Miami y en Los Ángeles. Heat y Lakers ponían de moda en la Liga la formación de aspirantes a base de reclutar talento, y Durant dejó constancia de estar en contra de la práctica de fichar estrellas a mansalva para ganar el anillo.

Ese, «¿Ahora todo el mundo quiere jugar para los Heat y los Lakers? Volvamos a cuando éramos competitivos», le persigue estos días porque, obviamente, ahora está en el otro lado, en el lado oscuro.

En realidad, Durant cruzó la línea antes, cuando seis años después de su tuit, formó parte de otro superequipo, el de los Warriors, para ganar el anillo. Pero lo de los Nets es diferente.

Durant juega ahora en un equipo que ha sacudido el mercado para completar una transformación fabulosa y contar en poco tiempo con una de las mejores plantillas de la historia en términos de talento.

Ni cuando se fue a la Bahía ni ahora en los Nets, donde llegó hace dos temporadas de la mano de otra estrella, Kyrie Irving, Durant ha borrado el tuit y, claro, los aficionados han tirado de él para recordar sus palabras. Ahora él es el líder de lo que hace una década odiaba.