Viva y muerte de la Superliga de Florentino

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Viva y muerte de la Superliga de Florentino

Un efecto dominó que no se ha detenido y continúa vertiginoso directo hasta tumbar la última ficha, que por lujosa y rica que sea no está exenta de acabar cayendo. El proyecto de la Superliga agoniza, perdiendo miembros fundadores con prisa y sin pausa hasta un desenlace que en el corazón del proyecto nadie imaginaba solo 72 horas antes.

LAS REUNIONES DE FLORENTINO

Es difícil encontrar un punto de partida a una idea que lleva años gestándose, pero sí podemos situar el kilómetro cero de este desenlace el pasado jueves, hace seis días. Ese día, en un lugar discreto de Madrid, Florentino Pérez, cerebro y rostro de esta Superliga, se reúne con Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético. En el encuentro también están un alto cargo del Tottenham y Anas Laghari, secretario general de la Superliga, hombre de confianza de Florentino y socio de Key Capital, el fondo de inversión que está detrás del proyecto.

El presidente madridista, decidido a sacar adelante como sea la Superliga, ya se ha remangado. Una idea le martillea. El Nuevo Bernabéu no puede acoger al año solo un par de partidos grandes en Europa. Una vez renovado su mandado, está convencido de que no hay futuro sin esta revolución y trata de sumar adeptos. Pero urgentemente, porque el anuncio oficial de la nueva Champions es el lunes siguiente. A Gil Marín le apremia. El mensaje es o tú o el Sevilla.

LAPORTA EN MADRID

La sensación es común en varios equipos que han sido invitados al ya efímero G12. No calibran bien las consecuencias que puede generar el movimiento, disruptivo y hostil a todas luces, confiados en que no es más que un toque de atención a UEFA y que acabarán sacando algún rédito. El típico si está este, pues yo también.

Laporta aprovecha su presencia en Madrid para ver la Supercopa de fútbol sala el jueves para, antes de viajar a Sevilla de cara a la final de Copa, reunirse también con Florentino. Contrario meses atrás, Laporta se sube al tren que ya puso en marcha Bartomeu sabedor de que la inyección económica es la salvación a todos los males del club azulgrana… pero pendiente de la aprobación de los socios compromisarios.

El presidente madridista, decidido a sacar adelante como sea la Superliga, ya se ha remangado. Una idea le martillea. El Nuevo Bernabéu no puede acoger al año solo un par de partidos grandes en Europa. Una vez renovado su mandado, está convencido de que no hay futuro sin esta revolución y trata de sumar adeptos. Pero urgentemente, porque el anuncio oficial de la nueva Champions es el lunes siguiente. A Gil Marín le apremia. El mensaje es o tú o el Sevilla.

LAPORTA EN MADRID

La sensación es común en varios equipos que han sido invitados al ya efímero G12. No calibran bien las consecuencias que puede generar el movimiento, disruptivo y hostil a todas luces, confiados en que no es más que un toque de atención a UEFA y que acabarán sacando algún rédito. El típico si está este, pues yo también.

Laporta aprovecha su presencia en Madrid para ver la Supercopa de fútbol sala el jueves para, antes de viajar a Sevilla de cara a la final de Copa, reunirse también con Florentino. Contrario meses atrás, Laporta se sube al tren que ya puso en marcha Bartomeu sabedor de que la inyección económica es la salvación a todos los males del club azulgrana… pero pendiente de la aprobación de los socios compromisarios.

Se debate internamente cuándo dar el paso. Se escriben hasta 26 versiones del comunicado. Los ingleses tienen más prisa en sacarlo y quieren que sea antes del lunes. La presión popular y política arranca con mucha más fuerza en Inglaterra y empiezan los primeros nervios. Finalmente se aprieta el botón de subida a las 0.20 horas, medio día antes de que la UEFA anuncie la nueva Champions. Las notas oficiales se van publicando en las respectivas webs de los clubes.

EMPIEZA EL TERREMOTO

Diez minutos antes, la nueva entidad constituida formalmente envía un mail al juzgado mercantil de Madrid con dos objetivos: intentar blindarse ante posibles sanciones de UEFA y FIFA y lograr así (al haber judicializado ya el asunto) que los hipotéticos conflictos jurídicos de futuro se resuelvan en la capital de España y no en SuizaEl martes obtienen respuesta positiva.

El lunes el terremoto llega a todos los rincones y tiene constantes réplicas. La FIFA responde de madrugada, el presidente de UEFA Ceferin dispara amenazando con sanciones a clubes e incluso jugadores, y en Inglaterra se capitaliza el rechazo a la Superliga, a todos los niveles, popular, (pancartas en Anfield), y también político, con Boris Johnson a la cabeza. La ola anti Superliga no deja de crecer.

RECHAZO IMPARABLE

Los clubes de LaLiga disparan comunicados en una jornada récord de notas oficiales en el fútbol. Hasta el príncipe Guillermo se pronuncia. Ander Herrera es de los primeros jugadores en dejar clara su oposición al modelo. La catarata ya es imparable. El Leeds muestra al mundo contra el Liverpool camisetas de rechazo y el propio Milner, con la camiseta red puesta, dispara contra el proyecto.

Y llegamos a la presentación oficial de la Superliga, con la primera aparición pública de un miembro de la misma en un medio de comunicación. Es Florentino Pérez en El Chiringuito, en la madrugada española, única voz para construir el discurso de un proyecto de alcance mundial, que pedía a gritos una puesta en escena más contundente y coordinada. El mensaje “vamos a salvar el fútbol” ahonda en la ruptura con todos aquellos que no están dentro.

Las declaraciones catastrofistas de Florentino corren como la espuma a primera hora (la entrevista acabó cerca de la una y media de la madrugada). Si el proyecto había generado de primeras rechazo en amplios sectores de fútbol, el argumentario de Florentino fue gasolina en el fuego. Empiezan a cocinarse las deserciones. La manifestación en Stamford Bridge fue la foto que evidenció que, al menos en Inglaterra, la Superliga no tenía ningún futuro ante un rechazo del aficionado tan contundente. Hubo gritos contra Florentino y el ya icónico mensaje: “Queremos nuestras noches frías en Stoke“.

En el Madrid nadie se dirige a los jugadores para explicar la postura del club. Solo trascienden los me gusta de Marcelo, Modric, Lucas y Odriozola a la crítica de Beckham. En el Atlético sí hay un encuentro entre Gil Marín, Cerezo y la plantilla. Se les comunica que se entra en la Superliga sin muchos más detalles. En el Barça, Laporta habló con Koeman y los capitanes al colocar la Copa en el museo.

LA ÚLTIMA APARICIÓN DE FLORENTINO

“No me preocupa que alguien abandone la Superliga“, asegura Florentino en L’Equipe, un titular que la realidad tarda un par de horas en desmentir. Porque no tarda en filtrarse que City y Chelsea se bajan del barco. A última hora de la tarde hay otra reunión telemática donde se comprueba que la desbandada está al caer. El City abre la veda y a las 23.55 en la Península el resto de ingleses, con el Chelsea algo más tarde, se hace oficial que no siguen. Luego llegará el Inter, incluso el Atlético. Apenas 72 horas de vida del megaproyecto que iba a salvar el fútbol…y ha acabado como el Titanic

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