En el tenis profesional nadie construyó, como Rafa Nadal en Roland Garros, un dominio tan amplio e impactante en la historia de un certamen. Desde que el español debutó en el Bois de Boulogne, en 2005, con 18 años años y siendo el número 5 del ranking, conquistó doce trofeos, con un récord de 93 victorias y 2 derrotas. Cuando el mallorquín aterrice esta semana en París, con el sueño de lograr su Grand Slam número 20 (con el que igualaría la marca de Roger Federer), se encontrará con diferencias y modificaciones. Algunas obligatorias por el protocolo sanitario en tiempos de pandemia.

El Philippe-Chatrier, pista central del certamen parisino, estrenará el techo retráctil para garantizar el juego ante las inclemencias meteorológicas. Todo lo que sea competir bajo techo, según un informe del diario Marca, representa una desventaja para el actual número 2 del ranking y una ventaja para sus rivales, en especial para Novak Djokovic, número 1 y flamante campeón en el Masters 1000 de Roma. Los partidos sobre el polvo de ladrillo francés contarán, por primera vez, con luz artificial: no habrá programación de sesión nocturna, algo que está previsto para el año próximo, pero sí se recurrirá a la luz para terminar los encuentros de los últimos turnos diurnos.

Nuevas pelotas

El Abierto de Francia, que comenzará el domingo, contará con pelotas nuevas. Después de un vínculo iniciado en 2011 con la compañía Babolat (la misma marca de la raqueta de Nadal), la Federación Francesa de Tenis hizo un acuerdo con Wilson. La mayoría de los tenistas que probaron las nuevas pelotas coincidieron en que la esfera amarilla “vuela más” y que “no toma tanto los efectos”, lo que podría representar un perjuicio para el zurdo de Manacor y un beneficio, por ejemplo, para el austríaco Dominic Thiem, dos veces finalista en París y reciente ganador del US Open.

Durante cada cita parisiense, Nadal suele ser uno de los primeros en llegar y el último en irse. Tiene sus rutinas, dentro y fuera de la cancha. Desde 2005, siempre se alojó en el Meliá Royal Alma, un buen hotel de cuatro estrellas situado en el corazón de París, pero tendrá que mudarse al hotel Pullman Tour Eiffel para estar dentro de la “burbuja sanitaria” de los Top 60. Rafa se encontraba como en su casa en la residencia que lo vio ganar los 12 títulos en la capital francesa.

“A Nadal le importa bien poco que el hotel no tenga la grandiosidad del Plaza Athénée, el nivel del Ritz o la fama del Crillon, donde Roger Federer suele descansar en sus visitas a París. El Alma se mantiene como una elección fija para el tenista cada mes de mayo, cuando Roland-Garros capitaliza la atención del calendario. Ubicado en el número 35 de la rue Jean Goujon, una calle tan pequeñita como coqueta, el hotel es principalmente valorado por dos cosas: la atención del personal, que habla castellano casi en su mayoría, y la ubicación, a poca distancia caminando de los preciosos Campos Elíseos“, es uno de los extractos del libro ‘Rafa & Roger’, de Editorial Cúpula, escrito por los periodistas Rafael Plaza y Antonio Arenas.

Otra de las costumbres de Nadal en París está vinculada a las cenas, en compañía de su equipo. Las opciones de restaurantes son amplias, como el Café de la Paix (donde celebró los últimos triunfos y sus cumpleaños, cada 3 de junio) y el L’Avenue. Pero ahora, el tenista de 34 años tendrá que comer en el hotel donde se alojará o tendrá la opción de utilizar Uber Eats (plataforma on-line de pedido de comida a domicilio), como hizo la mayoría de los que integraron la burbuja que se creó en dos hoteles de Long Island, Nueva York, hace algunas semanas, para el torneo de Cincinnati y el US Open.

Nadal, según destaca Marca, se verá obligado a tener un equipo muy reducido en París. Rafa suele contar con un grupo de personas fijas de su entorno que siempre le acompañan a los grandes escenarios. En Roland Garros sólo podrá darle pase a dos acompañantes, que serán Carlos Moyá, su coach, y Rafael Maymó, su fisioterapeuta. Habrá una zona especial que el torneo reservó para los agentes de los jugadores en uno de los restaurantes del Philippe-Chatrier y allí estaría Carlos Costa, manager del mallorquín. Junto a Rafa siempre suelen viajar Benito Pérez Barbadillo, su jefe de comunicaciones y Jordi Robert ‘Tuts’, de su patrocinador de indumentaria. En las rondas finales, además, generalmente a Nadal lo acompaña el resto de su familia.

Los tenistas, además, solamente podrán entrenarse en las canchas de Roland Garros los días de partido. El resto de las jornadas deberán utilizar las instalaciones del club Jean Bouin. Nadal optaba por este complejo durante la primera semana de competición, pero los últimos días siempre se entrenaba en el court 3 y 4 de Roland Garros. Esa será otra rutina que deberá alterar.

El próximo domingo, el Abierto de Francia levantará el telón. Nadal, el mejor jugador de la historia sobre la “terre battue”, intentará que nada lo desenfoque y encumbrar, el domingo 11 de octubre, su decimotercera Copa de los Mosqueteros.