Reaparecer era cosa de toreros, luego lo fue de las leyendas del deporte. Michael Jordan regresó dos veces de la retirada con otros tres títulos más en Chicago y un epílogo apropiado en Washington; Lance Armstrong volvió con ambiciones de un octavo Tour antes de que se pinchara el globo. En el automovilismo, Michael Schumacher se despidió como mito en Ferrari y volvió como currante en Mercedes. Niki Lauda se enfundó el mono tras un impasse de dos campañas y ganó con McLaren su tercer Mundial en 1984, igual que Alain Prost interrumpió su retiro vacacional para subirse al Williams en 1993 y proclamarse, por cuarta y última vez, campeón. Ahora Fernando Alonso regresa al equipo de su vida, el Renault de los dos Mundiales, y a la competición que le hizo grande, la Fórmula 1. Volverá en 2021, con 39 años y sobre un monoplaza que receta paciencia antes de pensar en champán. Un gran desafío a la altura del bicampeón que lo afronta.

Renault tiró de memoria, del sonido de los viejos motores V10 y los gritos de «¡Toma, toma!» que llevaron a la gloria al ovetense y al coche azul y amarillo hace ya 15 años. Así cebó el anuncio más esperado del miércoles que pone fin a las negociaciones de las últimas semanas, que se produjo a las 13:00 por correo electrónico. Ya es oficial la tercera etapa del asturiano en la escudería que le hizo campeón del mundo en 2005 y 2006 y a la que volvió en 2008 y 2009 después de una mala experiencia en McLaren. Alonso ganó carreras para los dos fabricantes más importantes de la F1, Ferrari y McLaren, pero los mejores éxitos de su carrera están ligados a Renault, un equipo pequeño que junto a él se hizo se hizo grande, y que recurre a él para intentar volver a serlo.