La NBA atrapada en las redes sociales

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La NBA atrapada en las redes sociales

Se imaginan a Stephen Curry en el vestuario, móvil en mano, buscando ‘tuits’ sobre él y hasta contestándolos mientras Steve Kerr da las últimas instrucciones antes de reanudar el partido? No es ciencia ficción, es un escenario que seguro se ha repetido en muchas ocasiones. La estrella de los Warriors era activa incluso en los descansos. De hecho, le dio un ‘me gusta’ a un mensaje de Grant Liffman, periodista de la NBC, antes de que empezase el tercer cuarto durante una exhibición anotadora ante los Oklahoma City Thunder .

Las normas de competición de la NBA prohíben a los jugadores subir contenidos a las redes sociales durante el transcurso de los partidos, pero permiten el uso de aparatos electrónicos siempre que no sea en los banquillos. Por este motivo, ver a las estrellas de la competición consultando sus teléfonos móviles durante el descanso de los encuentros, mientras son tratados por los fisioterapeutas o justo antes del calentamiento, es algo que se ha vuelto muy normal en los últimos tiempos.

La estampa habitual cuando uno entra en un vestuario de la NBA en los minutos previos a un partido (los periodistas tienen acceso al camerino) es la de 12 tipos sentados junto a sus taquillas con un teléfono en la mano… y en ocasiones dos. «Después de un partido, sin importar el resultado, muchos de ellos se apresuran a abrir Instagram y desplazarse por su feed», aseguró Kevin Durant en el podcast ‘Pull Up’ de CJ McCollum, jugador de Portland. «Yo siempre estoy en Instagram», reconoció.

‘Zombies’ con sus móviles

«Puedes ver a todo el mundo como ‘zombies’ mirando sus teléfonos, tratando de ver qué está pasando y si se han perdido algo«, explicaba Caron Butler, exjugador de la NBA durante 14 temporadas, en el New York Times. El alero hacía referencia a la obsesión de sus compañeros de profesión por las redes sociales y por los dispositivos móviles.

Algunos de ellos no tienen problema en reconocer su adicción. «No creo que sea una necesidad llegar al descanso y ponerse a mirar las menciones en las redes sociales, sino que más bien se ha convertido en un hábito», aseguraba el jugador Spencer Hawes, ahora sin equipo, cuando se le preguntó por esa situación. «¿Qué es lo que haces cuando llevas un tiempo alejado del móvil? Lo consultas y miras si alguien te ha escrito. No creo que el descanso de un partido sea una situación distinta en ese sentido».

Al Jefferson, que fue compañero suyo en Charlotte, se rinde a la evidencia: «No soy muy amigo de los teléfonos en los descansos de los partidos, pero los tiempos cambian y los móviles son parte de la vida de las personas ahora«, explicó, intentando restar trascendencia a una situación inimaginable hace 20 años y que se ha convertido en cotidiana.

El apagón digital de Curry

Stephen Curry, uno de los jugadores más mediáticos de la Liga, describió cómo era un ritual leer los comentarios que hacía la gente sobre él durante los partidos. «Debo tener una mente enferma. Para ser honesto, es puro entretenimiento para mí», reconocía hace años en el programa ‘Dubs Talk’ de la NBC Sports. «Trato de que no me afecte mucho tanto si juego mal como si lo hago bien, porque en ambos casos trato siempre de hacerlo lo mejor posible. Cuando los leo me parece gracioso cómo cambia que me quieran tirar por un acantilado si llevo un 0 de 8 en triples, o no estoy tirando bien, a una noche como la de los 53 puntos persiguiendo el récord de Chamberlain, en la que prácticamente no fallo nada», dijo.

Sin embargo, la estrella de los Warriors dejó ese hábito durante las Finales de 2015, en las que los Warriors conquistaron el anilllo ante los Cavaliers de LeBron James (4-2). Su opinión al respecto cambió porque vio que sí podía afectar a su rendimiento. «Cuando todos miran tu juego todas las noches, dejar que te llegue un ápice de negatividad o un comentario terrible, especialmente antes de un partido o durante el descanso o algo así, probablemente no es la mejor decisión que puedas tomar«, explicó a Mercury News para justificar su apagón digital.

Desengancharse es complicado

Como toda adicción, conseguir dejarla no es fácil y a veces resulta traumático. Puede dar fe de ello JJ Redick, exjugador de Sixers, Pelicans, Mavericks y actual analista de ESPN, que hizo en su día algo sin precedentes en la NBA. Eliminó todas las aplicaciones de las redes sociales que un día veneró. Adiós Twitter, adiós Instagram. Todas sus cuentas desaparecieron de la noche a la mañana. Incluso la privada de Instagram, a la que sólo tenían acceso sus amigos cercanos y familiares. Había intentado dejar las redes sociales muchas veces, pero nunca hasta entonces lo había conseguido.

Él, como tantas otras personas, necesitaba el chute diario de ‘me gustas’ o ‘retuits’ para sentirse importante y seguido. Y ver el aluvión de comentarios en su teléfono era su gran (y casi único) entretenimiento. Redick las eliminó de su vida para siempre y tuvo claro por qué: «Es un lugar oscuro. No es un sitio saludable. No es real. No es un lugar saludable para el ego… si lo relacionamos con todo el rollo freudiano. Es sólo un ciclo de enfados y validación y trivialidades. Da miedo, tío«, reconoció en un artículo publicado por Bleacher Report.

Sentir miedo a perderse las novedades, lo que los especialistas denominan estado ‘FOMO’ (fear of missing out), es el estado mental que le obligaba a él y a muchas personas enganchadas a las redes a actualizar constantemente sus aplicaciones habituales. En su caso eran algunas como Business Insider, HoopsHype y Twitter, y lo hacía para obtener información y noticias, ya estuvieran relacionadas con la NBA o no. «Odio admitirlo, pero si en cualquier momento estás en un semáforo y tu teléfono está al alcance, lo coges. Se ha vuelto instintivo. Incluso si dejas el móvil en otra habitación, siempre eres consciente de dónde está. Se ha convertido en una extensión de ti. Eso es jodidamente aterrador», reconoció entonces.

Millones de seguidores

La NBA, pionera en muchísimos aspectos del deporte moderno en cuestiones de márketing y difusión mundial, también es puntera en lo que a las redes sociales respecta. De hecho, es la Liga deportiva de Estados Unidos con más seguidores en Istagram (60,1 millones), por delante de la NFL (21,7), la MLB (7,9) y la NHL (4,9). Y su cuenta oficial de Twitter cuenta con 60,1 millones de seguidores. En la NBA hay más de 30 jugadores con al menos dos millones de seguidores en Instagram. En la NFL, sólo nueve.

En esa faceta se lleva la palma LeBron James, con 50,4 millones de seguidores en Twitter y 103 millones en Instagram, más que NBA, NFL, MLB y NHL juntas. La estrella de los Lakers también el es rey de las redes sociales en la NBA y uno de los deportistas más seguidos del planeta, donde ocupa la quinta posición. Por delante de él en Instagram sólo están Cristiano Ronaldo (354), Leo Messi (273), Neymar (162) y Virat Kohli (160), jugador indio de cricket.

En la NBA, a mucha distancia de ‘King’ James, se sitúan Stephen Curry (36,7) y Russell Westbrook (18). Y nadie rentabiliza más en esa Liga sus interacciones en redes sociales que la estrella de los Lakers. Un estudio reciente basado en el crecimiento, la tasa de participación y la frecuencia del contenido de marca de los jugadores de la NBA con más seguidores reveló que LeBron percibe 343.000 dólares por cada post en Instagram. Una publicidad suya, aunque sea de tipo subliminal, a sus 103 millones de seguidores, se paga a precio de oro. Tras él, a mucha distancia, se sitúan Curry (66.000), Irving (59.000) y Durant (48.000).

Insultos… y racismo

Esa rentabilidad que saca LeBron James a las redes sociales debe compensarle los miles de insultos que recibe cada día de sus ‘haters’. Según un estudio reciente de Pickwise entre los deportistas más vilipendiados en ese contexto, la estrella de los Lakers lidera el lamentable ránking tras recibir 122.568 mensajes vejatorios, con insultos o lenguaje abusivo hacia su persona, entre junio de 2020 y junio de 2021. O, lo que es lo mismo, 336 mensajes con insultos al día.

Para poner ese número en perspectiva, el segundo jugador en la clasificación es el futbolista del Manchester United Marcus Rashford, que recibió 32.328 mensajes de este tipo en el mismo periodo de tiempo. Es decir, cuatro veces menos que el jugador de los Lakers, que recibe 110.811 veces más mensajes ofensivos que Cristiano Ronaldo (11.757), el octavo de esa lista.El tercero más insultado es la leyenda del fútbol americano Tom Brady, con 28.151 menciones de este tipo, y el cuarto Kevin Durant, estrella de los Brooklyn Nets (24.370). Aunque más preocupante que esa falta de educación intolerable, perpetrada desde el cobarde anonimato que también ofrecen las redes, es que 16 de los 20 deportistas que más mensajes abusivos reciben en redes sociales son negros. Hay otro problema de racismo.

Jordan: «No sé si hubiese sobrevivido a las redes sociales en mi época»

Michael Jordan, el mejor de todos los tiempos, hubiese sido ‘trending topic’ en las redes sociales un día sí y otro también si hubiese jugado en esta época. Y no sólo por las maravillosas cosas que hacía en la cancha. Él lo sabe y por suerte no tuvo que convivir con tanta interacción digital. «No sé si hubiera sobrevivido a las redes sociales en mi época «, confesó ‘Air’ en una entrevista, tras señalar lo importante que es en estos tiempos que el jugador sepa gestionarlas como parte de su trabajo. «Es lo que le pasa a Tiger Woods, por ejemplo. En esta epoca de Twitter no tienes la privacidad que querrías y algunos comentarios parecen ser muy inocentes y siempre se pueden malinterpretar», explicó Jordan, siempre celoso de su intimidad, algo que hoy día es prácticamente imposible proteger con las redes. El ganador de seis anillos de campeón y actual propietario de los Hornets lo tiene claro: «Quiero que mi vida sea mi vida». No es una preocupación única de la leyenda de los Bulls, pero en todo caso la comparte. «Es una época de mucha tensión y ansiedad para los jugadores. Y creo que es consecuencia directa de las redes sociales», sentenció el mito de los Bulls.

CAMBIAR DE NÚMERO COMO TÁCTICA

El teléfono se ha convertido para los jugadores de la NBA en un objeto de primera necesidad, tan imprescindible como la documentación o la tarjeta de crédito. Pero esa dependencia acarrea un peaje, y más para tipos famosos y millonarios como ellos. Los deportistas tienen que controlar mucho su privacidad a través del móvil. «Imagínese caminando por la calle, sabiendo que cada persona que ve quiere algo de usted», dijo un ejecutivo del Sindicato de Jugadores de la Liga. «Selfies, entrevistas, dinero para inversiones, un vídeo para un bar o un sobrino que cumple años. ¿Y qué mejor manera de acceder a un jugador de la NBA que buscando su número de teléfono personal?»

¿Qué haces cuando todos quieren tu número? Si juegas en la NBA, cambias esos dígitos a menudo. «La gente encuentra el tuyo y empieza a llamarte», explica Trae Young, estrella de los Hawks, admitiendo la facilidad con la que a veces se pasan los números de los jugadores después de entrevistas con los medios o por medio de amigos. «Así que cambio el mío todo el tiempo, cada cinco o seis meses».

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