Humillación en el Staples Center. Dallas Mavericks arrasó en Los Ángeles a los Clippers por una contundente diferencia de 51 puntos (73-124). Fue una escabechina que vio Kawhi Leonard desde el banquillo por los ocho puntos de sutura en el labio por el golpe de su compañero Serge Ibaka. Fue una auténtica matanza que ya en el descanso era histórica: 27-77, la mayor diferencia vista en la historia de la NBA al completarse los dos primeros cuartos. Fue un sangría que acabó con la peor derrota de siempre de los Clippers en la NBA.

Y por ahí andaba ya Luka Doncic. El base esloveno firmó 18 puntos (7 de 14 en tiros de campo y sin acertar ninguno de sus tres intentos de tres), 7 rebotes y 4 asistencias. Cerró con solo 24+9+8, a un paso de su primer triple-doble de la temporada tras no conseguir ninguno en los dos encuentros previos, que acabaron con derrota para los Mavs.

Josh Richardson fue su mejor escudero con 21 puntos. Entre los dos maniataron a los angelinos desde un primero cuarto en el que Dallas ya había alcanzado los 36 puntos. Anotarían otros 41 en el segundo. La defensa angelina no soportaba la presión ofensiva de los texanos y su ofensiva era un desastre enorme: ninguno de sus jugadores llegó a los 20 tantos. Paul George fue el máximo anotador con 15, mientras que Serge Ibaka se quedó en 13.

Un muy mal día para una franquicia que comenzó bien el curso, con dos triunfos, uno incluido contra sus vecinos, los Lakers, pero que vuelve a doblar la rodilla como ocurrió en los últimos playoffs. Allí, en primer ronda, sufrieron frente a Dallas, con Doncic sobrehumano, antes de caer en semifinales contra Denver Nuggets con remontada incluida (del 3-1 al 3-4). Los Mavs se le atragantan a los Clippers y Doncic vuelve a dar un zarpazo a la historia de la Liga norteamericana.