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Team USA ya encuentra el camino

España perdió en Las Vegas su primer partido de la gira de manera incontestable (83-76), en una mala segunda parte. Una vez más, Estados Unidos se le atragantó al campeón del mundo. Kevin Durant ya ha puesto firme a la tropa y la leyenda, ahora en Brooklyn Nets, pareció cansado de perder amistosos cuando España se lanzó a un 28-37 que hizo pensar en una gran noche en el Michelob Arena. Pero eso no pasó. Durant encendió la mecha al final del segundo cuarto y la segunda parte fue una carnicería para la Selección, que no encontró respuestas ofensivas cuando los brazos estadounidenses empezaron a moverse como molinos de viento y KD capitaneó las transiciones.

La velocidad de ejecución de Estados Unidos terminó por barrer a la Selección, que acabó algo perdida. Una derrota, por otra parte, comprensible. Son días aún de preparación y, una vez asumido que elementos como Ricky, el Chacho o el mismo Pau están al nivel, jugadores como Marc, Abalde, Claver o Abrines deben dar un paso adelante. Roles y sistemas todavía deben ser perfeccionados y, realmente, perder algún partido en el camino de la preparación es lógico y, en ocasiones, hasta sano.

En la película del partido, el primer personaje fue Usman Garuba. Con una tropa de ojeadores NBA escrutando su nivel, salió con energía y anotó cuatro puntos y cuatro rebotes en apenas cinco minutos. Lo necesitaba España, que salió al partido algo atascada. La conexión Ricky y Marc, pensada por Scariolo para dañar a un equipo con falta de centímetros que empezó con Durant de falso cinco, no está todavía engrasada. A la Selección le salvó en los primeros minutos el poco tino de Estados Unidos en el triple (12,5% en el primer cuarto). Garuba, pues, compareció con 9-3; y Gasol, con 9-5. Pau, ovacionado por el Michalob Ultra Arena, dejó su tarjeta de visita y España, con buenos minutos también del Chacho, se fue en ventaja al final de un primer cuarto algo alborotado; de pérdidas, malos tiros y dudosas decisiones: 14-18.

Lillard y Durant apagan el incendio

Ricky levantó la mano en el segundo cuarto, con esos raptos mágicos en los que parece flotar sobra la cancha y resulta imparable. En un abrir y cerrar de ojos se colocó con 14 puntos y, ayudado por dos triples de Rudy, España voló al 28-37. Fue entonces cuando Popovich, en alerta después de las derrotas contra Nigeria y Australia, metió a Lillard y Durant para apagar el incendio. El base de Portland y el genio de Washington, un estereotipo de jugador perfecto, impidieron el despegue de España: 36-38. Durant fue capaz en un momento de ponerle un taponazo a Ricky, anticiparse a Pau Gasol, hacerle un 2+1 a Abalde y meter un triple desde la esquina. Es difícil no quedarse absorto ante un jugador que maneja todos los registros y que además entiende el juego de manera fría y privilegiada. A la espera de Booker, Holiday y Middleton, que siguen en las finales de la NBA, Estados Unidos se organiza a través de Durant y Lillard. El resto son soldados, a los que se ha unido Keldon Johnson, que dejó una actuación convincente y le dio muchas cosas a los de Popovich, su técnico en los Spurs. Y puntos, hasta 15.

A España se le empezó a atragantar el partido en el tercer cuarto. Los campeones olímpicos subieron un punto el nivel de agresividad. Cada recuperación de Estados Unidos se convirtió en una transición y, después de un parcial de 11-0, Scariolo pidió tiempo muerto antes del 53-46 para probar cosas, como Willy y Marc juntos en cancha. La campeona del mundo sólo hizo doce puntos en ese tercer parcial, con evidentes síntomas de asfixia ofensiva y, después de un parcial de 21-12 en contra, perdía 57-50 antes del final del último cuarto al grito de «iu-es-ei» en el Michelob Ultra Arena.

Nada como una zona para empezar el último cuarto, debió pensar Scariolo. Pero Lavine la castigó con un triple (60-50). Cogió confianza Estados Unidos, que castigó desde la esquina a la Selección y terminó por engullirla con un baloncesto rápido que la superó y le recordó que los amistosos se han terminado a partir de ahora. Nada alarmante, no obstante, en un grupo que ha dado suficientes muestras de estar cuando se le necesita.

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