Aaron Rodgers, quarterback de Packers de Green Bay, reconoció el miércoles que ha estado jugando con un pulgar fracturado en las últimas seis semanas.

Rodgers se lesionó el dedo el 9 de octubre en un intento de pase Ave María en la última jugada de la derrota de los Packers 27-22 frente a los Giants de Nueva York en Londres. Aunque Green Bay lo ha enlistado con una lesión de pulgar desde entonces, el cuatro veces Jugador Más Valioso de la NFL no había dicho públicamente que estuviera fracturado.

“Solo sé que en el vuelo de regreso a casa estaba adolorido”, dijo Rodgers. “De hecho ni siquiera me hicieron una radiografía, porque iba a seguir jugando, sin importar lo que las imágenes mostraran. Pero me convencieron”.

Rodgers dijo que su dedo se siente de lo mejor desde el partido contra los Giants.

Debido a que los Packers (4-7) jugaron el jueves por la noche la semana pasada —perdiendo 27-17 en casa con Tennessee— tuvieron tiempo adicional para preparar el juego del domingo por la noche en Filadelfia (9-1).

“Definitivamente es un reto, pero los días libres ayudan”, dijo Rodgers. “Me siento mejor esta semana”.

Rodgers no se ha perdido partidos, pero la lesión ha limitado sus entrenamientos y no se ha acercado al nivel que alcanzó para recibir el reconocimiento de Jugador Más Valioso en las últimas dos temporadas. Esa derrota ante los Giants comenzó un camino de 1-6 que ha puesto en riesgo las posibilidades de llegar a playoffs de los tres veces campeones del Norte de la NFC.

El quarterback minimizó el impacto de la lesión el miércoles y dijo que la cirugía no fue seriamente considerada. Rodgers tampoco cree que la lesión haya sido la razón por la que los Packers hayan ejecutado más jugadas desde la formación escopeta de lo normal.