Canelo sacrifica dinero para volver a pelear en México

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Canelo sacrifica dinero para volver a pelear en México

Ha cambiado mucho todo en el mundo desde la última vez que Saúl Canelo Álvarez peleó en México. Fue el 26 de noviembre de 2011 contra Kermit Cintrón en la Plaza México. En ese momento Álvarez era una interrogante: ya había ganado su primer campeonato, en peso superwélter, pero por todos lados se le miraba con recelo. No era un peleador sólido y la promoción asfixiante que Televisa hacía de él ponía en tela de juicio su categoría de virtuoso.

Han pasado más de doce años y Álvarez volverá a casa, ahora convertido en un referente del boxeo mundial. En el recuento de una carrera brillante, ha conquistado cuatro categorías y en la actualidad ostenta el campeonato absoluto de los pesos supermedianos. Defenderá ese estatus con el británico John Ryder en el Estadio Akron el próximo 6 de mayo. Eddie Hearn, promotor del mexicano para este combate, dijo que tenían ofertas de varios destinos, incluido Medio Oriente, pero la voluntad del mexicano era hacer una pelea en su país —tanto el peleador como su entrenador, Eddy Reynoso, hablaron desde 2021 de esa posibilidad.

En la misma dirección apunto Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo: “Estoy emocionado de que regrese el rey a su casa, un joven que nació en una familia unida, de trabajo, récord guiness, regresa después de 12 años de pelear fuera de su país a este estadio que no le pide nada a ningún estadio del mundo. Un sacrificio económico, hay que reconocer este sacrificio teniendo opciones de pelear en Wembley, Nueva York, estadio de Dallas, ha tomado la decisión de pelear ante su gente”, expresó ante los medios.

Cuando un boxeador mexicano se convierte en estrella es muy complicado volver a verlo pelear en el país de nuevo. Las grandes noches quedan reservadas para Estados Unidos, y casi siempre en Las Vegas, como ha sido el caso de Álvarez en la última década. Es el destino que se traza para alguien que quiera sobresalir en el boxeo de la élite, pero no todos los peleadores de primer orden siguen ese camino. Parece más bien una norma no escrita que prevale en el boxeo mexicano.

Por ejemplo, Tyson Fury y Naoya Inoue han peleado de manera consistente en sus respectivos países (Inglaterra y Japón), y de hecho al japonés se le ha criticado de manera constante (e injusta) que no salga de su país para buscar mayores retos. Pero él ha cosechado un triunfo intangible en su próxima pelea contra el estadounidense Stephen Fulton: el combate, programado para mayo, será en Yokohama, y eso que Fulton es el campeón defensor. Inoue ha hecho valer su condición de estrella total para establecer cómo deben hacerse las cosas.

Incluso con los ídolos de antaño del boxeo mexicano había unas cuantas premisas: peleas grandes se hacían en México y en Estados Unidos por igual. Julio César Chávez se presentó varias veces en México, pero casi todas sus noches grandes, cuando ya era una estrella, fueron en Estados Unidos —con la excepción de aquella mítica pelea contra Haugen en el Azteca, y Haugen no era un rival del montón, aunque el poder de Chávez lo devastó—. Y es que resulta entendible: hay más dinero, más audiencia, más de todo. No se le puede pedir a los peleadores que sacrifiquen su dinero porque finalmente están poniendo en riesgo sus vidas. Pero de algo sirve que Canelo Álvarez, todavía en el momento más alto de su carrera, decida sacrificar dinero para regresar a su país y protagonizar una pelea de título mundial.

Se podrán decir muchas cosas: que no es un rival de altura (Ryder pelea bien, pero no es top), que de todas formas le sobra el dinero; pero nada es gratis en el deporte industrializado y, aunque goza de una autonomía envidiable, Álvarez difícilmente tiene el poder suficiente para organizar una pelea en México contra un rival de clase A, como podría ser Dmitry Bivol o el propio David Benavidez. El esfuerzo amerita un reconocimiento y ojalá no fuera tan anormal, para que la afición mexicana pueda disfrutar en vivo de sus ídolos, unos ídolos que hoy en día no abundan en el deporte que tantas glorias la ha dado al país azteca.

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