A partidos como el Boca-Santos se los suele denominar “de estudio”, una gentileza literaria para no catalogarlo como aburrido. Fue empate sin goles este miércoles en la Bombonera, por la semifinal de ida de la Copa Libertadores.

En el duelo táctico salió mejor parado el equipo de Cuca, que logró imponer su plan de juego durante la mayor parte del encuentro. Lo de Boca, por el contrario, fue flojo: poca conexión entre sus líneas y menos tino en la definición cuando logró pisar el área brasileña. La mejor la tuvo Salvio al arranque del complemento, con un remate que sacó el arquero tras una jugada que nació en los pies de Tevez, casi parado de enganche.

Cuando el capitán se tiraba atrás, desorientaba a la ordenada marca de Santos y parecía que podía pasar algo bueno para Boca. La otra esperanza xeneize era alguna individualidad en carrera del colombiano Villa. Poco de eso sucedió.

A excepción de los inicios de cada tiempo, la pelota fue de los brasileños. Mucha subida de su lateral derecho Pará para contener a Fabra y desbordes del mediocampista Braga por izquierda para complicar a Jara. Atacar para que el rival tenga menos gente en ofensiva, simplemente eso. Los más peligrosos de Santos, los estelares Kaio Jorge y Marinho tuvieron poco contacto con la pelota, aunque el segundo, muy confiado en zurda, remataba desde (y hacia) cualquier lado.

Así, el de mayor movilidad arriba fue el venezolano de 1,60 metro Yeferson Soteldo. El de casaca número 10 hizo gala del buen hábito de tomarse un tiempo de más para levantar la cabeza, pensar y buscar a alguno de sus compañeros. Y si no tenía tiempo por la marca rival, un enganche o engaño se lo daba. Pero su estadía en cancha no duró mucho, ya que estaba falto de ritmo luego de contagiarse de coronavirus en diciembre.