Novak Djokovic vuelve a escena esta semana en el circuito ATP. Con hambre y con la muñeca derecha tocada después de participar en la Copa Laver (ya metida en el calendario ATP pero que no reparte puntos) que ha servido de despedida para Roger Federer. El serbio (35 años) está apuntado en el ATP 250 de Tel Aviv, donde debutará con el ganador del Andújar-Monteiro (probablemente el miércoles), y la siguiente semana coincidirá con Carlos Alcaraz en el ATP 500 de Astana. Después, de momento no figura entre los inscritos en los ATP 500 de Viena ni Basilea, sí disputará el Masters 1.000 de París (desde el 31 de octubre) y debe quedar entre los 20 primeros de la ‘race’ (es 15º) para estar entre los ocho elegidos para las ATP Finals de Turín (13-20 noviembre).

Djokovic, debido a su negativa a vacunarse, se perdió toda la gira norteamericana (Canadá, Cincinnati, US Open…) tras ganar Wimbledon en julio. “He tenido problemas en mi muñeca derecha durante los últimos cuatro o cinco días. Lo he estado manteniendo bajo control. Los dos partidos del sábado probablemente tuvieron un efecto. Esta vez no fue fácil. No pude sacar tan rápido o con tanta precisión como me gustaría. Eso ha afectado a todo el juego”, contó Nole, que cayó el domingo ante Felix Auger-Aliassime y el Resto del Mundo acabó llevándose la victoria frente a Europa.

El serbio, gran defensor de la Laver Cup levantada por Federer, entendió que el suizo eligiera a Nadal para despedirse en el dobles. “Su rivalidad es especial, así que no me importó y lo disfruté mucho”, explicó. Y una cosa no cambiará: “¿Quién será mi mayor rival ahora que Federer está retirado? Rafa sigue ahí, y mientras siga, será mi mayor rival”. Si el balear juega de aquí a final de año, podrían verse las caras en París y las ATP Finals.