El Barcelona ya sabe vivir sin Messi

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El Barcelona ya sabe vivir sin Messi

La nueva vida del Barça promete emociones fuertes. El equipo blaugrana no ha tenido más remedio que dejar el Messicentrismo para explotar virtudes nuevas. La unión hace la fuerza y de la mano de Piqué, que abrió el marcador completando 24 horas de culé dignas de entrar en el museo de la entidad se apuntó los tres primeros puntos de LaLiga al vencer a la Real por 4-2 en un partido estupendo lejos de cualquier síntoma depresivo.

El ejercicio de compromiso del Barcelona para superar el trauma post Messi fue digno de elogio. El cráter que ha dejado el argentino es inmenso, pero ante esta ausencia había dos opciones: o deprimirse o salir al campo y currar como diablos.

El equipo de Koeman optó por la segunda opción desde el inicio del partido con unos primeros 20 minutos de partido en los que atropellaron a la Real Sociedad. La presión alta del Barcelona, la defensa adelantada de los culés y el trabajo solidario de los blaugrana ahogaron a una Real que notó mucho la baja de Isak.

La presencia de Eric Garcia fue clave. El central catalán jugaba su primer partido en el Camp Nou, de central y en una situación límite. Lo hizo como si llevara toda la vida formando pareja con Piqué. Hay tantos centrales que se han estrellado en su primera comparecencia en el Camp Nou, que lo que hizo Eric debería destacarse más allá de que los titulares se los lleve, lógicamente, Piqué.

Gerard, ovacionado de principio a fin, anotó el gol que materializaba el dominio local en el minuto 19 después de que Griezmann lo intentara de chilena, cabeceara al poste y que Memphis fuera un peligro constante.

La Real, más allá de las subidas de Aihen, era inexistente en ataque y sufría sin el balón. Por primera vez en mucho tiempo tenían delante un Barça que corría más que ellos.

Y de principio a fin, como lo prueba el hecho que en el descuento del primer tiempo Eric recuperara un balón presionando a la Real para que De Jong templara un centro que Braithwaite convirtió en el segundo tanto que hacía justicia al dominio blaugrana.

Imanol, que durante la primera parte se desesperó en la banda, retiró a Silva y Januzaj para dar entrada a Barrenetxea y Bautista.

La Real, que no tenía otro camino, apretó al Barça en su campo aceptando el riesgo de que en una contra el equipo blaugrana les liquidara. Vivieron los txuri urdin tan al límite que de salida, Griezmann marcó en fuera de juego y dos minutos después Alba falló incomprensiblemente un gol cantado cuando él y Griezmann encaraban a Remiro.

Estos sustos no amilanaron a la Real, que exigió al Barça más que en la primera parte, pero el Barça supo ordenarse también sin pelota. La capacidad de Memphis para sacar el balón se demostró definitiva. Cada recuperación del conjunto culé era un puñal a la espalda de la Real. A la hora de partido, el contragolpe del Barça fue de manual. Recuperó Pedri que habilitó a Memphis, Alba se desdobló y le dió el gol hecho a Braithwaite, que marcaba un tanto que en otras épocas podría marcar el inicio de la contemporización del Barça. Pero el Barça sabe que a día de hoy tiene una única receta: correr y presionar.

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