Que Roger Federer se resiste a retirarse es un hecho incuestionable. El suizo cumplirá 40 años el 8 de agosto de este mismo año y, lejos de colgar la raqueta, aún mantiene la ilusión y el hambre de un debutante. El de Basilea es el ejemplo perfecto de que, además del talento, la ambición es lo que puede marcar la diferencia a la hora de llegar a la élite. No hay que olvidar que no es la primera vez que se le da por acabado. Los rumores de su despedida vienen de lejos, pero él siempre se ha encargado de desmentirlos.

Después de un 2020 turbulento tanto a nivel personal como social, Federer tuvo que someterse a dos operaciones de rodilla y experimentar un largo proceso de recuperación para regresar a las canchas de tenis. Un retorno que, de momento, evidencia que su estado físico no es inmejorable pese a que su mentalidad y su llama competitiva continúan implacables.

En una entrevista a GQ, el suizo ha manifestado sus perspectivas de futuro, y éstas todavía están ligadas al deporte que se lo ha dado todo: “No sé cuándo me retiraré. Estoy en un buen momento tanto a nivel vital como profesional, y creo que estoy ante mi última oportunidad de conseguir algo importante“. Es innegable que, después de haber alcanzado todos y cada uno de los récords, además de una admiración a nivel mundial, la ilusión por demostrarse a sí mismo que es capaz de volver a lo más alto es lo que le preserva activo en el circuito.

“Mi objetivo es obtener más triunfos. Esa es la razón por la que afronté un proceso de rehabilitación tan sumamente duro, en el que necesité estar cinco semanas en muletas. Realmente pienso que puedo hacer realidad mis propósitos. Sin embargo, para hacerlo mi cuerpo debe estar totalmente preparado. Desde luego que mi cabeza lo está”, ha indicado el ganador de 20 trofeos de Grand Slam.

Como cualquier persona, Roger también siente que el tiempo pasa demasiado rápido: “Es increíble que vaya a cumplir 40 años. Mis años en el circuito han transcurrido a una velocidad de vértigo. He tenido la fortuna de haber vivido todo tipo de experiencias, tanto positivas como negativas. Parece que fue ayer cuando intentaba convertirme en tenista profesional”.

De momento, el próximo gran evento en el horizonte de Federer es Roland Garros, un torneo que, a priori, no será favorable para su estilo de juego y circunstancias actuales. Aun así, el Grand Slam parisino seguro que será una prueba de fuego para su estado físico. Tras dejar París, todas sus miradas estarán puestas en Londres. No cabe de que Wimbledon supondrá su ocasión más clara para hacer, una vez más, historia.