“No estamos satisfechos, solo hemos ganado un partido”, decía LeBron James la comoda victoria de su equipo ante Miami, un partido que ganaron con mucha holgura pero en el que a LeBron no le gustó cómo acabaron en un último cuarto de minutos de la basura: “Es inaceptable como hemos terminado el partido”. También criticó, sin regalar ni una sonrisa, el inicio de su equipo, que se vio 13 puntos por detrás en el primer cuarto: “Al principio no fuimos físicos, nos dieron en el morro. Luego ya empezamos a jugar como sabemos. Tengo ganas de que nos juntemos y veamos el partido. Tenemos que analizarlo porque podemos jugar mucho mejor todavía”.
LeBron tiene 35 años y está en sus décimas Finales, más que 27 de las 30 franquicias de la NBA. Ha jugado 50 partidos ya en la lucha por el título y promedia en ellos 28,2 puntos, 10,1 rebotes y 7,8 asistencias. En este game 1 superó esas cifras (25+13+9) y avisó después a sus compañeros. No hay lugar para la complacencia: “He vivido momentos así en mi carrera. Partidos de las Finales que ganas, parece que tienes la inercia a favor, toda la ventaja del mundo y todo bajo control… pero una jugada puede cambiar un partido. Una jugada puede cambiar una eliminatoria”. Y, LeBron, claro, se acordó de las Finales de 2011 y del segundo partidos contra Dallas Mavericks cuando el jugaba con la camiseta de su rival ahora, Miami Heat: “Eso me sigue quemando todavía, aún es el día que me escuece. Siempre digo que no hay profesor como la experiencia. Y yo he vivido muchas experiencias”.
2011: LeBron recordó, un aviso a navegantes, las segundas Finales de su carrera, las primeras con Miami Heat después de perder (4-0) las de 2007 con Cleveland Cavaliers. Hasta hoy, curiosamente, la única serie por el título en la que comenzó con victoria: era un 1-8 en primeros partidos de Finales que es 2-8 ahora. Entonces, ganó ese primer duelo pero perdió las Finales (2-4), una serie en la que los Mavericks de Dirk Nowitzki dieron una lección a la primera versión del big three (LeBron, Dwyane Wade, Chris Bosh) de los Heat.
En aquella Final, hace nueve años, los Heat ganaron el primer partido (92-84) y tenían totalmente controlado el segundo: un parcial de 13-2 puso el marcador 88-73 con 7:14 por jugar. Los Heat, que eran locales además, se quedaron sin ideas, y los Mavs completaron una remontada prodigiosa que culminó Nowitzki con un triple y una penetración en los últimos 27 segundos (93-95 final). En esos siete minutos finales, los de Florida solo anotaron cinco puntos, un triple de Mario Chalmers a falta de 24 segundos (para el 93-93) y dos tiros libres de un LeBron que firmó un 0/4 en tiros de campo en ese tramo.
Los Heat ganaron el tercero partido, ya en Dallas, pero perdieron los tres siguientes y el título. Los Mavericks se convirtieron en el primer equipo que con formato 2-3-2 cedía el tercer partido para verse con un 2-1 en contra y acababa ganando el anillo. También el primero desde los Lakers en 1988 que se llevaba unas Finales después de estar dos veces por detrás en el marcador global (1-0 y 2-1 para los Heat). LeBron se llevó una cura de humildad que, siempre lo ha dicho, le hizo mejor jugador. Y ganó los dos siguientes títulos con Miami Heat (2012 y 2013), los dos primeros de una carrera en la que busca el cuarto. De momento tiene un 1-0… pero él sabe que eso, muchas veces, no significa absolutamente nada.