Los Lakers quedan fuera con un Booker imparable

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Los Lakers quedan fuera con un Booker imparable

Primero, Phoenix Suns: el que avanza, el que tiene una opción tan buena como la de cualquiera de ganar el Oeste y estar en las Finales 2021 de la NBA. Sí, es una temporada así de abierta, algo a lo que no estábamos acostumbrados tras una era Warriors a la que siguió una temporada debatiendo quién era qué entre los dos equipos de Los Ángeles. Esa, la 2019-20, la de la pandemia, se la pasaron los Suns regresando del infierno. Tras un tramo infame, muchas derrotas en pista y más aún en los despachos, la llegada al banquillo de Monty Williams reinició al equipo de Arizona. En la burbuja, los Suns no se metieron en el play in de milagro pese a llegar muy descolgados: ganaron sus ocho partidos y dejaron aroma a receta casi lista para servir. El 16 de noviembre, sin miedo, apostaron por llevarse a Chris Paul a pesar de sus 35 (ahora 36) años. Y aquí está Phoenix Sunscon opciones muy reales de ganar el Oeste, de pelear por el anillo de la NBA.

Ahora llega Denver Nuggets, una serie tremenda por un puesto en al final de Conferencia. Una en la que los Suns parten con ventaja de campo y como favoritos. Han ganado 51 partidos en una regular season de 71, un 70,8% de victorias que equivale a rozar las 60 en una temporada regular estándar. Eso es elite: solo Utah Jazz (52-20) ha sido mejor. Y durante la segunda parte del campeonato los de Arizona han parecido tan buenos, seguramente mejores, que los de Salt Lake City. Monty Williams ha ordenado y llenado de sentido un grupo profundo, muy bien construido en los despachos por James Jones (triplista y eterno escudero de LeBron James en las pistas), con un descomunal talento joven (Devin Booker, DeAndre Ayton, Mikal Bridges, Cam Johnson) y el liderazgo de uno de los mejores bases de la historia, un Chris Paul que sigue buscando sus primeras Finales: está ante una oportunidad preciosa de jugarlas tras navegar esta eliminatoria con una lesión de hombro que puso, hace solo unos días, en jaque a los Suns.

Pero no hubo caso, no si dependía de las lesiones. Los Lakers, desmadejados, entregaron la serie (4-2) en el sexto partido en el Staples. Tres derrotas seguidas desde un 1-2 prometedor. Dos triunfos consecutivos, un cameo de su defensa epopéyica, trazas de dominación de LeBron James y Anthony Davis… un espejismo. El tiempo vuela en playoffs: hace menos de una semana, el domingo, los angelinos ganaban 1-2 y dominaban cerca del descanso del cuarto partido, cuando Caruso sirvió un balón a tablero a LeBron para un alley-oop de videojuego. Desde entonces, los Lakers no han hecho nada que no sea acumular derrotas, lesiones y amargura. Y, finalmente, entregar su corona de campeón, doblados por las circunstancias. Cayó en ese cuarto partido Anthony Davis, con unos problemas en rodilla e ingle que apenas le dejaron intentarlo en el sexto: jugó unos minutos, absolutamente mermado, y se marchó entre gestos de dolor. Lo intentó. Había caído Kentavious-Caldwell-Pope, que luego hizo lo que buenamente pudo; acabó cayendo Alex Caruso, también lesionado en el sexto, y no asomó el 100% de LeBron James tras su grave lesión de tobillo.

Y ahí quedan los Lakers. Seguramente su acumulación obscena de desgracias no sea casualidad. Un campeón tiene una media de 141 días de descanso antes de iniciar la defensa de su título. Obligada por las televisiones, la NBA cosió una nueva temporada 71 días después del último partido de las Finales 2020. Se temía por los Lakers y todas las monedas han salido cruz. Pese a un gran inicio, uno que apuntaba altísimo: 21-6 antes de la primera lesión grave, la de Davis. Problema tras problema, descenso a los infiernos del play in y ni un ápice de salud a la hora de la verdad, en los playoffs. Ahora toca volver a rehacer el equipo en torno a LeBron y Davis, levantarse y permitirse otro asalto con el tiempo agotándose: LeBron cumplirá 37 años en diciembre. El verano pasará por ver qué sucede con casi todos los secundarios. Dennis Schröder no ha estado a la altura y pedirá mucho dinero, hay que tomar decisiones sobre Alex Caruso y Talen Horton-Tucker y hay que buscar jugadores que, por un precio bajo (¿demasiado?), mantengan la dureza defensiva pero den, a la vez, más tiro exterior. Un problema dramático durante esta temporada, la de los problemas dramáticos.

Así que avanzan los Suns, se despiden los Lakers y la NBA tendrá nuevo campeón. El sexto partido (100-113) no fue más que la ceremonia de una defunción que estaba consumada tras la paliza del quinto partido. Caldwell-Pope jugó mermado, Caruso se fue al vestuario y Davis estuvo en pista poco más de cinco minutos, visiblemente lesionado. Los Lakers no tenían ninguna opción, y por si acaso Devin Booker salió echando humo al Staples: anotó sus seis primeros triples y sumó 22 puntos solo en el primer cuarto, una exhibición maravillosa que no cuadraba con una noche incómoda: 14-36 ese primer parcial, 19-48 antes del ecuador del segundo cuarto. Los Lakers ya con ganas de que aquello se acabará, para descansar. Los Suns con la mente cada vez más puesta en los Nuggets, que acababan de ventilar a los Blazers.

El caso es que en una segunda parte fea, llena de golpes, faltas peligrosas y tiros libres, los Lakers al menos se fueron con orgullo. Les sobró alguna acción innecesaria y les faltó algún punto más para asustar de verdad. Su -29 llegó hasta el -10 (76-89 al final del tercer cuarto, 84-94 a ocho minutos del final) mientras los Suns pecaban de inexperiencia, se enredaban en una batalla de golpes y trash talking y se obligaban a un último ejercicio de control con el incesante goteo de puntos de Devin Booker (al final 47, 8/10 en triples).

LeBron (29+9+7) lo intentó en esa segunda parte, pero queda eliminado en primera ronda. Un lugar extraño para él. Caldwell-Pope lo dio todo, Marc Gasol fue titular porque Andre Drummond desapareció del mapa, Schröder mejoró algo pero no lo suficiente y Kuzma siguió con su serie espantosa en anotación. Y su equipo, esta vez, necesitaba puntos. Viendo los problemas que acumularon, casi nada habría sido suficiente para estos Lakers ante unos Suns que avanzan con todo el mérito y los galones. Un equipo en ascenso, ultra competitivo y ante una oportunidad maravillosa en sus primeros playoffs desde 2010. De momento, ha tumbado al campeón. Herido de muerte, pero campeón hasta hoy. La NBA tendrá nuevo rey.

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