Marruecos, el país que cumplió el sueño de México

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Marruecos, el país que cumplió el sueño de México

cumplió el sueño de México en Qatar 2022. Es probable que para ellos lo que han conseguido ni siquiera se llame «el quinto partido», ese conjunto de tres palabras que nos ha obsesionado desde tiempo inmemorables. No se pusieron una meta. Llegaron al Mundial a competir y ver qué salía. Pasaron primeros de grupo por encima de la Croacia subcampeona del Mundo, eliminaron España y hoy están entre los ocho mejores equipos de esta Copa.

¿Quiere decir eso que el futbol marroquí, visto como un todo, está entre los ochos mejores del mundo? No. No todavía. Son el caballo negro de Qatar y ni duda cabe, pero su presencia es una anomalía, una muy agradable anomalía. Hasta ahí. Para calificar el nivel real de un país en futbol es necesario observar su comportamiento en el tiempo. Por ejemplo, hoy podemos decir que Croacia sí está entre los ocho mejores del Mundo: subcampeones en 2018 y cuartofinalistas en 2022.

Lo que pasa es que Marruecos ha pasado enfrente de las narices mexicanas con el carro que siempre hemos anhelado: los Cuartos de Final en tierra ajena. Pero antes también lo han conseguido muchas otras selecciones de nivel similar o hasta inferior al Tri: Paraguay, Bulgaria, Costa Rica, Corea del Sur, Ucrania, Ghana, Senegal, Turquía, Colombia, Camerún. Son sólo algunos ejemplos. Y hay algo que otorga luz sobre sus respectivas gestas: nunca volvieron a alcanzar el «quinto partido» después de haberlo hecho por primera vez.

Marruecos lo ha conseguido ahora y en el futuro habrán de demostrar que pertenecen ahí —tienen argumentos—. Han trabajado para conseguir resultados diferentes y ese es un principio básico del futbol y de toda competencia deportiva: trabajar para evolucionar, para mejorar. Tienen mejores jugadores que México en términos cuantitativos y cualitativos. No debería sorprender que sean superiores a la Selección Mexicana y que hayan alcanzado el sueño que los verdes han perseguido por décadas. Eso no quiere decir que Marruecos se vaya a quedar ahí para siempre. Como se decía arriba, hay muchos equipos que se han metido entre los ocho mejores de un Campeonato Mundial y jamás se les ha vuelto a ver por ahí. Hasta México pudo hacerlo.

La mala suerte y el mal trabajo

Justamente México ha pretendido llegar al quinto partido por casualidad, como ese estudiante que de «chiripa» quiere pasar el examen más difícil del año. ¿Y saben qué es lo peor? Que el Tri estuvo muy cerca de conseguirlo en varias ocasiones. No nos engañamos: mucho de mala suerte sí que hubo. Los cambios de Mejía Barón, los goles absurdos de Alemania, el izquierdazo imposible de Maxi Rodríguez, la insólita incapacidad de aguantar el partido contra Países Bajos. Hasta por mera probabilidad México tuvo que haber jugado unos Cuartos de Final de Copa del Mundo.

Y todo el país lo hubiera celebrado, con razón, como si no existiera un mañana. Pero acceder al sueño de toda la vida no habría reflejado de ningún modo el nivel real de la Selección Mexicana ni mucho menos del futbol mexicano. ¿Por qué? Porque México no ha hecho los cambios para estar entre los ocho mejores del mundo. Ese lugar no le pertenece ni le ha pertenecido. Al contrario, a la luz de lo último que vimos, queda claro que el futbol mexicano se ha esforzado para dejar de ocupar el lugar que sí le pertenecía: entre los 16 mejores del mundo.

Quizá el desastre nacional en Qatar todavía no sea suficiente para dictaminar la salida de ese grupo de 16 países, pero las acciones directivas apuntan a eso. No se está haciendo nada por mejorar y ni siquiera se preserva lo bueno que había. El problema, para México, no sólo radica en lo que se deja de hacer por cuenta propia, sino en todo lo que los demás hacen para crecer. El futbol mexicano se encuentra estacando y sin ánimos de superar los baches, mientras que Marruecos y tantos más hacen todo lo que pueden por acercarse a las potencias.

Los grandes de toda la vida cada vez tienen mejores coches y van a una velocidad imposible de igualar. Pero los que estaban en el suelo parejo, y los que venían detrás, ya no están conformes con sus estatus. Muchos países han cumplido el sueño que México ha tenido guardado para sí mismo, varios de ellos por casualidad. Pero en el futuro existirán más Marruecos y no estamos preparados para eso. Algunos llegarán por fortuna y otros por trabajo. México, aunque duela, seguirá sin poder llegar ni por suerte ni por método. Esa es la penitencia de toda la vida.

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