La hierba es una superficie que se considera bastante lesiva en el tenis y no es el primer año que se ven caídas en Wimbledon. En 2017 la estadounidense Mattek-Sands sufrió una estremecedora lesión de rodilla que se recuerda por cómo pedía desesperadamente ayuda desde el suelo. Pero la edición de 2021 está siendo particularmente accidentada en ese sentido y no sólo para los jugadores.

En los primeros días de competición, los resbalones provocaron la retirada del francés Mannarino, cuando inquietaba al mismísimo Federer, y de Serena Williams, que lloró amargamente al tener que abandonar ante la bielorrusa Sasnovich por una dolencia en el muslo derecho. Roberto Bautista también se trastabilló y a punto estuvo de hacerse mucho daño en la pierna izquierda. «Estoy un poco dolorido», dijo después. «Las caderas sufren mucho en hierba, esta pista (la 2) está demasiado húmeda atrás, casi helada», contó.

Aunque el caso más llamativo lo protagonizó el viernes una recogepelotas durante un partido de dobles mixtos. La chica se torció el tobillo al deslizarse cuando capturaba una bola y tuvo que ser asistida e incluso recibir oxígeno porque hiperventilaba debido a una mezcla de susto y dolor. El torneo defiende la calidad de las superficies y le echa la culpa al clima húmedo de estos días en Londres.