America y Tigres explican al futbol mexicano actual. Son los equipos que siempre pelean por el título. A los que se les impone la obligación de ganar, y no sólo por dinero, por mística. No es exagerado decir que son un nuevo clásico en la Liga MX. Será la tercera final que disputen en menos de diez años a nivel de Liga MX. Además hay que sumar otra de Concacaf. Son los dos equipos que pelean por la cima de México. América por ratificarse como el más ganador e inalcanzable; Tigres para demostrar que la era moderna es suya y de nadie más.

Un clásico se compone de pasión y rivalidad. Este partido tiene ambos componentes. No son de la misma región, otro factor que determina la formación de clásicos (como Tigres y Rayados, como América y Pumas). Pero justamente al estar en dos ciudades diferentes, este partido atraviesa a toda la geografía mexicana y genera interés nacional. El América siempre, porque en todo el país tiene aficionados y detractores. Tigres aporta lo suyo. Si bien no tiene alcance nacional (aunque su afición ha crecido), sí genera interés en Nuevo León, una ciudad que respira futbol y que, por ejemplo, no se interesa en el Clásico Nacional.

Es un hecho, para beneplácito de la Liga MX, que la Final será vista por millones de televidentes. Y habrá mucho morbo, porque siempre provoca expectación ver perder a alguno de estos dos, con las consecuentes comidillas. Tigres, además, tiene la oportunidad de ganar el bicampeonato, un hito que sólo dos equipos han conseguido en torneos cortos (Pumas 2004) y León (2013-2014). América no lo tiene. Por lo que, además del logro que significa ganar, estará la satisfacción de bloquear un éxito ajeno.

Porque si hay un equipo que amenace realmente el dominio histórico del América, ese es Tigres. Los regiomontanos tenían sólo dos títulos de Liga hasta el 2011. En ese momento América contaba con diez. Desde entonces a la fecha, los azulcrema han sumado tres. Mientras tanto, Tigres se ha coronado un total seis ocasiones, el doble, para sumar así ocho campeonatos. En caso de vencer en la actual Final, llegarán a nueve, los mismos que Cruz Azul. La distancia con América seguiría siendo considerable, pero la tendencia favorecería a Tigres, que no deja de ganar al paso de los años, para demostrar así que no son una moda.

La constancia también juega a favor de ambos. Suele haber clásicos que son muy disparejos. Este no lo es, porque ambos suelen andar bien. Las Águilas no fallan en calificarse a la Liguilla desde el Clausura 2017. Por su parte, desde 2014 hasta 2023, Tigres sólo no ha calificado en una ocasión (Clausura 2021, el último torneo de Ricardo Ferretti al mando). Contrario a lo que viven justamente los principales rivales de cada uno, Chivas y Rayados, siempre sumidos en algún tipo de crisis —los primeros por malos resultados, los segundos por fracasar tras generar altas expectativas—.

Lo más importante, para llamarle clásico: hay pique. Las dos capitales del futbol en este país son Ciudad de México y Monterrey. Y ambas creen que sólo hay lugar para una, y que lo suyo es lo mejor. Por eso americanistas y tigres están tan orgullosos de sus colores, que son los mismos por cierto, y aceptan gustosos el nacimiento de un nuevo clásico. También por ego: les queda bien decir que ni Chivas ni Rayados están a su nivel.

Ambos tienen sed de revancha. América por la final que Tigres les ganó en el Apertura 2016. Tigres porque, aunque ganó esa vez, ha perdido otras dos, en la Concachampions 2016 y en el Apertura 2014, cuando salieron goleados y exhibidos del Azteca —además de reclamar injusticias arbitrales, aunque en los hechos sus jugadores perdieron la cabeza—. Quizá todavía no sea el partido que más pasiones levante. Pero está en ese camino. Quizá no sea el clásico de México, pero ya tiene elementos para unirse a la lista.