El Barcelona volvió a estrellarse en Champions League tras sumar una nueva derrota, esta vez en su visita al Benfica (3-0) y se complica muy seriamente su clasificación para los octavos de final.

Empezó mal el partido el cuadro azulgrana. Rematadamente mal, como si no se hubiera enterado que en la Champions, o vas al máximo o te pintan la cara. Y se la empezaron pintando.

Una pérdida en el centro del campo provocó un contragolpe de los lusos ante el que la zaga azulgrana no hizo otra cosa más que recular, hasta que Darwin Núñez se plantó dentro del área. Un par de bicicletas que despistaron a Eric García, remate a contrapie de Ter Stegen y 1-0. Era solo el minuto 3.

Le sirvió ese gol madrugador para espolear a los de Koeman, que aumentaron la intensidad y mejoraron la efectividad en la asociación para empezar a crear peligro. La tuvo Luuk de Jong a puerta vacía, pero la sacó un zaguero en el último momento.

Ese fue el primer gran aviso de los azulgranas, que siguieron merodeando a las «Águilas», pero sin colmillo no se caza nada. Y es que de cara a gol no estaban nada acertados.

Con el mismo guion de la primera mitad arrancó la segunda. Sin reacción. Sin efectividad. Casi sin alma. Tanto que en el 69′ llegó un nuevo mazazo para los azulgranas con el gol de Rafa Silva (2-0).

Y por si no fuera suficiente ridículo de los de Koeman, llegó el 3-0. Ya con Ansu Fati sobre el césped, Darwin Núñez transformó un penal que no se le pasó al VAR por mano de Dest. 

Dos partidos. Dos derrotas. Dos goleadas. Cero puntos para el Barcelona. Una situación durísima para los azulgranas que podría costarle el puesto a Ronald Koeman.