No es un título ni un récord pero la victoria 1.243 de Roger Federer tiene mucho valor, para él y la historia conjunta del tenis en general y el ‘Big 3’, con Novak Djokovic y Rafa Nadal, en particular. Son campeones totales, grandes en cualquier circunstancia. Prácticamente eternos, aunque algún día, más tarde que temprano, la ley de la vida acabe apartándoles de la gloria.

Mientras tanto, a disfrutar de una era única en este deporte. Roger Federer escribió otro capítulo que raya la gesta. A sus 39 años, camino de los 40 que cumplirá el 8 de agosto, regresó a la competición 405 días después ganando. Como si no hubiese estado de baja desde el 30 de enero de 2020 y no se hubiera sometido a dos artroscopias en la rodilla derecha porque la lesión se complicó y le puso a prueba.

“La retirada nunca estuvo realmente sobre la mesa”, subrayó el de Basilea. No hay motivos actualmente para que se la plantee. Gritó al mundo que conserva la pasión por el tenis y la competición. Demostró que el talento no caduca y que ha trabajado bien para reaparecer con un nivel que le dio para someter al nº 28 del mundo, el británico Dan Evans, por 7-6 (8-6), 3-6 y 7-5 en 2h.24’.

Federer, ahora sexto en la clasificación ATP, se metió en los cuartos del ATP 250 sobre pista dura de Doha (Qatar), este jueves contra el georgiano Nikoloz Basilashvili, 29 años, 42º ATP y verdugo del tunecino Malek Jaziri por 6-2 y 6-2.