La última contrarreloj que había disputado Roglic antes de la de ayer en Ézaro era la de La Planche des Belles Filles del Tour, que supuso su derrota ante Tadej Pogacar. “Cuando te pasa algo así, es normal que se dude de uno mismo. Pero también soy consciente de que cada crono es un mundo diferente y que yo no tengo control sobre cómo lo hacen los demás. Lo importante es que tuve las piernas necesarias, hasta me sorprendí de lo bien que me estaba sintiendo durante el recorrido”, explicó el esloveno, que no oculta que se lo está pasando en grande en esta Vuelta.

No es para menos. En 13 etapas disputadas… ¡lleva cuatro triunfos! “Es una locura, sí que estoy superando mis propias expectativas. No venía con grandes esperanzas porque llego mucho desgaste esta temporada, pero sí tenía claro una cosa: si corría esta Vuelta era para disfrutar y también para hacerlo bien”, se sinceró el otra vez maillot rojo de la ronda española, ahora con 39” sobre Carapaz y 47” sobre Hugh Carthy, a los que sigue teniendo relativamente cerca. “No había hecho cálculos de lo que podía sacar, ni había planeado nada en concreto, sólo tenía claro que la última subida era muy dura y me tenía que guardar algo”, analizó.

Efectivamente, el del Jumbo aventajó a todos sus rivales en las duras rampas de Ézaro y vuelve a ser el dominador de la carrera, aunque advierte que la ventaja con la que cuenta no le permite relajarse: “Debo estar muy centrado en las jornadas que restan y contar con la ayuda de mi equipo, que está muy fuerte. Sólo así podré ganar esta Vuelta”.