Salley compara a Jordan con Cristo

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Salley compara a Jordan con Cristo

Con Michael Jordan se acabaron los calificativos hace mucho tiempo. O, más bien, empezó a costar horrores encontrar uno que destacara especialmente para describir al que por consenso se suele considerar mejor jugador de baloncesto de la historia. Que llamara de verdad la atención. Y en eso, hay que reconocer que John Salley consiguió que su definición del legendario 23 no pasara desapercibida: “Michael Jordan estaba diseñado del mismo modo que Jesucristo. Así que, si la gente se sigue sentando a hablar de la venida de Jesús hace más de dos mil años… Muhammad Ali es el más grande de todos los tiempos, pero Jordan no va a desaparecer, como Babe Ruth. Que jugó en los años veinte, o treinta, o cuarenta, o cuando jugara, pero siguen hablando de él. Y eso es lo que va a seguir pasando con Michael Jordan dentro de 50 años. Es el Babe Ruth del baloncesto. Solo hubo un Babe Ruth, solo un Michael Jordan, como solo hubo un Jesucristo y solo un Michael Jackson”.

Salley ya ha dado más titulares jugosos por los recuerdos de sus tiempos como jugador. Apodado La Araña, pasó por el Panathinaikos con 32 años, en 1996. Acababa de ganar su tercer anillo NBA como suplente muy suplente en los Bulls del 72-10, el legendario equipo de Jordan, Scottie Pippen y Phil Jackson. Antes, había ganado dos títulos como suplente importante en los Bad Boys de Detroit Pistons, la gran némesis de (otra vez) Jordan en sus primeros años de carrera. Después de Atenas, pasó más de dos años retirado y jugó una última temporada (1999-2000) con los Lakers, que ganaron el primer título del threepeat de Kobe Bryant, Shaquille O’Neal… y el mismo Phil Jackson que volvió a contar con él como veterano y presencia inspiradora en el vestuario. Salley, con ese título, se convirtió en el primer jugador con anillos en tres franquicias distintas (luego lo han conseguido Robert Horry, LeBron James y Danny Green). Y el primer en llevarse anillos en tres décadas distintas.

En sus buenos años, Salley (número 11 del draft en 1986) era un defensor de trabajo sucio y mucha intimidación en las zonas. Pero el jugador que llegó a Panathinaikos ya estaba lejos de su mejor forma física y, sobre todo, no tenía la capacidad de adaptarse a otro tipo de baloncesto, de rutinas… y de arbitrajes. En su primer partido, una derrota estruendosa contra el Barcelona, sumó 5 puntos y 5 personales en solo 12 minutos. Cada vez más enfrentado a Bozidar Maljkovic, un entrenador que no hizo ni una excepción disciplinaria con el recién llegado, se marchó poco más de un mes después de su sonado aterrizaje.

Que Salley y Maljkovic serían como agua y aceite lo supo el pívot en cuanto conoció a su nuevo entrenador. En Three Ring Circus, el excepcional libro de Jeff Pearlman sobre los Lakers de Kobe y Shaquille (es también el autor de Showtime, el mejor libro escrito sobre los Lakers de Magic Johnson), Salley cuenta que nada más ser presentados, Maljkovic le dijo que Michael Jordan (con el que el ala-pívot acababa de ser campeón) era “un jugador del montón” y que “en Europa promediaría 16 puntos por partido”. En ese momento, Salley lo tuvo claro: “Ahí vi que duraría poco allí”. Fueron, finalmente, siete semanas.

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