El viento está soplando claramente a favor del Real Madrid en este tramo de la temporada. A veces es el VAR y el árbitro los que salen en su auxilio y otras son los propios errores del rival. Ante el Granada contó con ambas ayudas y acabó resolviendo el encuentro gracias al corto arreón que firmó en el arranque del segundo tiempo y a un gol de Casemiro tras un gran centro de Marco Asensio. El 2-0 definitivo de Benzema llegó ya en el descuento, con el Granada volcado en busca del empate.

Hay jugadas que marcan un encuentro, porque pueden cambiar su devenir en uno u otro sentido. El Granada dispuso de una así nada más ponerse a rodar el balón, pero la desaprovechó. Puertas no supo penalizar el grave error de Varane cuando sólo se llevaban unos segundos de partido y evitó el enésimo sonrojo del central francés, que lleva varios meses lejos de ofrecer su mejor versión de forma regular.

También apareció una vez más el factor arbitral para darle un nuevo empujón al equipo de Zidane en el momento más necesario. Tanto el VAR como Martínez Munuera se desentendieron sin pudor, primero, instantes antes del descanso cuando agarró claramente a Herrera al entrar en el área. La acción no ofrecía dudas, pero quedó extrañamente impune. Llueve sobre mojado en este tema para sonrojo del estamento arbitral, que vive bajo sospecha permanente por sus continuas favores al Real Madrid. Luego, en la segunda parte, unas manos de Casemiro en el área que el VAR no quiso pasar a analizar.

Tampoco tuvo suerte el Granada en otra jugada decisiva a los pocos segundos de empezar el partido. Varane se dejó robar la cartera y Soldado lo aprovechó para colocar un balón de oro a su compañero Puertas, que en una situación inmejorable, sin oposición y frente a Courtois, optó por enviar el balón a las nubes en vez de marcar el 0-1.