La NBA Cup fue un éxito, pero hay que modificar cosas

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La NBA Cup fue un éxito, pero hay que modificar cosas

La primera edición del In-Season Tournament de la NBA ha llegado a su fin. Deseo expreso del comisionado Adam Silver, que se empeñó en llevar el campeonato a la mejor Liga del mundo, ha disfrutado de un baloncesto diferente en la competición norteamericana. Especialmente para tratarse del mes de diciembre: el tedio de la regular season, muy cuestionado en los últimos tiempos, ha sido sustituido por partidos de gran nivel, que han servido para que los jugadores vayan a por un título inédito que finalmente ha caído del lado de los Lakers. LeBron James ya avisó de que quería el trofeo y lo ganó, apuntaló su inabarcable legado con un merecido MVP y los angelinos levantaron el premio en Las Vegas, en el T-Mobile. Anthony Davis se multiplicó en la final ante los Pacers y el equipo de Darvin Ham conquistó un triunfo inédito, cimentado en una actuación formidable en la Copa NBA: siete partidos y siete victorias por 19 puntos de media. Dominio absoluto.

Ahora, toca ver qué pasará en el futuro con un In-Season que ha llegado para quedarse. LeBron esto lo sabía y que los primeros ganadores sean los Lakers ayuda a la narrativa del torneo: mercado grande, franquicia histórica y victoria de una entidad legendaria, liderada además por un jugador generacional que lucha por ser el mejor de todos los tiempos. La seriedad que han mostrado los angelinos durante el torneo ha sido estupenda y todo se ha vuelto todavía más serio a partir de los cuartos de final, especialmente en Las Vegas, donde se disputaron las dos últimas rondas. Con pasión y muchas ganas, vimos partidos de un nivel de playoffs, derrotas que se convierten en duras para algunos equipos (especialmente en el caso de Celtics y Bucks), la confirmación de que Tyrese Haliburton es una gran estrella y que los Lakers ganaron porque decidieron hacerlo desde el principio y en ningún momento especularon.

Ese último punto ha sido uno de los primeros que se han debatido antes, durante y después del torneo. La NBA quiere que esto sea parte de su temporada, pero necesita que los jugadores se lo tomen en serio. Algunos como Kevin Durant ya dijo que no le interesaba demasiado al principio, pero alabó el formato más tarde. Otros se han centrado en el incentivo económico, muy grande para los jugadores, con medio millón de dólares al ganador del torneo, 200.000 para los finalistas, 100.000 para los que caen en semifinales y 50.000 al llegar a cuartos. Pero hay quien piensa que debería haber un premio añadido para los equipos. De esa posibilidad habló Myles Turner, pívot de los Pacers, que en un excelente artículo en la ESPN sobre el futuro del In-Season dio su opinión sobre el tema. “Personalmente, sé que el incentivo monetario es realmente genial. Pero tener más impacto en la temporada en sí… creo que sería estupendo”.

Aquí entra el debate del fin último, un premio que pueda asegurar una plaza en playoffs para el ganador de la Copa NBA. Algo complicado en principio, aunque con variantes: hay quién dice que en lugar de un sitio entre los seis primeros clasificados de cada conferencia, podría haber un séptimo puesto de regalo que, al menos, permita disputar el play in, además con dos opciones en caso de perder el primer partido. Turner no ve clara esta opción. Y tampoco Damian Lillard, estrella de los Bucks: “No le daría a nadie un lugar en los playoffs basándose en esto. Pueden pasar muchas cosas pueden cambiar desde este momento hasta que llegue la fase final”, asegura el base. También se han propuesto opciones como un desempate automático en caso de que se dé para la franquicia que se haga con el In-Season. O, en otro orden de cosas, Darvin Ham habló de incentivos de cara al draft. Siempre hay opciones.

Evan Wasch, vicepresidente ejecutivo de estrategia y análisis de baloncesto de la NBA, ya ha asegurado que la Liga está centrada en esas conversaciones. “Hay equipos que han expresado que creen que debería haber algo incremental. Está en la lista de lo que discutiremos”. Otra de las cosas a debatir será si los premios en metálico que reciben los jugadores, muy lucrativos para la parte baja y media de la competición norteamericana, deberían aumentar. Algo que también se ha dicho entre murmullos, ya que no afecta a todos por igual. Los 500.000 por ganar, es un ejemplo, supone sólo el 1% del sueldo total de LeBron y Davis. Para Jarred Vanderbilt o Taurean Prince se dispara al 11%. En el caso de Christian Wood es un 19%, de Cam Reddish un 23% y de Max Christie un 29%. El rookie Maxwell Lewis, que se llevará poco más de un 1.100.000 este curso, consigue un 45% de su salario con el premio de Las Vegas. Algo que viene muy bien a un jugador que es parte de la rotación, aunque apenas haya disputado 11 partidos.

Las canchas no gustan

Otra de las cosas que se han debatido desde el inicio del torneo ha sido el color de las canchas. Siempre llamativos, han servido para distinguir los partidos que se celebraban los martes y los viernes de cada semana del resto, que sólo contaban para la regular season. Eso sí, esto no parece haber gustado a todo el mundo. “Me gustaría ver mejores diseños”, dice Lillard. Jaylen Brown fue más duro el pasado 1 de noviembre, tras casi sufrir una lesión ante los Raptors en un partido correspondiente al In-Season. “Creo que, como jugadores, todos estamos aquí para el torneo de temporada porque generará ingresos, entusiasmo y competencia, pero tenemos que asegurarnos de que la cancha sea segura para jugar”, dijo entonces.

Muchos jugadores han dicho que las canchas son resbaladizas y eso dificulta el desarrollo normal de los partidos. También se ha hablado de los problemas para seguir muchos partidos por televisión, confundiéndose el balón debido a los colores elegidos para las pistas, que muchas veces confunden al espectador. Este hecho fue también idea de Adam Silver y ya veremos si cambia y cómo. Al fin y al cabo, el comisionado ya ha amenazado (por decirlo de alguna forma) con utilizar dichos colores también para las Finales, algo que no es muy proclive a los jugadores y a los entrenadores, que quieren asegurarse de que no se sufren lesiones graves durante el proceso. “Soy un gran defensor de las canchas coloridas”, ha asegurado el directivo. Walsh también se ha pronunciado en ese aspecto, dejando claro que habrá que encontrar la manera de distinguirlas de los partidos normales. Aunque ambos recalcaron que la seguridad es lo primero.

Un torneo de cara al futuro

Como en todo, es obvio que la introducción de mejoras siempre es una posibilidad. Y se han hablado más temas, como hacer los grupos por divisiones (algo que muchos dicen que fomentaría la desigualdad) o el nombre que se le da al torneo, tildado como Copa. De una forma u otra, la capacidad para ver competir al más alto nivel a los equipos a estas alturas de la temporada ha permitido ver un nuevo prisma, un enfoque a lo europeo, con un formato muy similar al de la Final Four de la Euroliga que también se ha visto en Estados Unidos, en el contexto de la NCAA, la competición universitaria. Algo que mucha gente solicitaba pero que era muy difícil de cuadrar en una Liga llena de partidos (82 en regular season), que se amontonan en un calendario con un sinfín de viajes, muchos back to backs (choques disputados en noches consecutivas) y pocos huecos para introducir otro torneo más allá del típico parón del All Star.

Adam Silver lo ha conseguido. En las negociaciones del nuevo convenio metió un torneo eternamente postergado, pero que finalmente se ha convertido en un sueño hecho realidad. Y las conclusiones son positivas, acompañadas además de un ganador que no podría haber sido mejor. La NBA se mueve por narrativas, discursos e historias. Y no hay ninguna de la que no haya vivido mejor que no sea la de LeBron James. Una que ha escrito con su puño y letra un hombre que, en su infinita sabiduría, es consciente de lo que significa un título que lleva su nombre, con otro MVP bajo el brazo. Y esto es un hecho: la mejor Liga del mundo ha hecho una apuesta clara por una innovación histórica. Y lo mejor en estos casos es que el primer ganador sea una franquicia como los Lakers. Es así.

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