Gervonta Davis está encaminado a la gloria. Sus pasos los guía el mejor maestro disponible en el mundo del boxeo: Floyd Mayweather Jr. Más que un promotor, Money ejerce de tutor. Y lo hace con gusto y pasión. Se ve reflejado en cada rasgo de su alumno más aventajado. Davis es uno de los boxeadores más espectaculares del momento, pero necesita certificar las cualidades que flecharon a Mayweather.

Escurridizo y pequeño, Tank suele ver hacia arriba a sus rivales. Con 1.66 de estatura, no tiene un físico imponente. Pero lo compensa todo con un recurso muy simple: su poderosa mano izquierda que ha noqueado a 24 peleadores. El récord es perfecto. 26 peleas ganadas y ninguna derrota. Está a años luz del 50-0 que supo cosechar su mentor, pero al menos puede presumir de una mayor generosidad con los espectadores, pues ver a Gervonta pelear es garantía de nocaut.

En su cintura han relucido cuatro campeonatos del mundo en tres divisiones. Nadie puede negar que sus cualidades están fuera de lo común. Sin embargo, como toda superestrella en ascenso, Davis cuenta con una coraza que lo protege de cualquier eventual peligro. Sus rivales son elegidos de manera meticulosa. Hay que tener rigor metódico para allanarle el camino a la siguiente cara del boxeo.

Mayweather sabe mucho de eso. Claro que enfrentó a los mejores. Y ciertamente le ganó a todos, pero siempre esperó el momento adecuado. Apresurar el proceso, en la mente del Pretty Boy, podría echar por la borda los planes que el destino le tiene reservado a su pupilo. Las dudas crecen y el tiempo no descansa. Davis ya tiene 27 años y se encuentra en plenitud física. Las peleas mayores no deben postergarse por más tiempo. Es una obligación moral para Mayweather.

Tank Davis cautivó a Floyd desde el primer instante. Estaban destinados a entenderse. Todo comenzó en 2015, cuando lo descubrió entrenando en su gimnasio. En su faceta de promotor, Pretty Boy conserva la visión estratégica que lo encumbró en los ensogados. Davis ha correspondido a la confianza dentro del ring. El 14 de enero del 2017 ganó su primer título del mundo. Fulminó al invicto puertorriqueño José Pedraza para agenciarse la faja FIB de peso superpluma.

Alumno y maestro han ido paso a paso. En el camino, Davis se ha mimetizado con Mayweather. Es una calca. Afuera del ring, es tan presumido y ostentoso como Money. En el ring, le gusta recurrir a los abrazos y quitarse golpes con una elusividad exasperante para los oponentes y para no pocos fanáticos. Davis, sin embargo, es un equilibrista: le gusta esquivar pero no se va conforme sin mostrar superioridad ofensiva.

Hasta el momento, el rival más complicado que ha enfrentado Gervonta Davis es él mismo. Su templanza con los guantes puestos contrasta con su inmadurez en la vida mundana. En 2017 protagonizó una riña callejera, el primer episodio mediático de violencia en su vida personal. Luego, en febrero de 2020, enfrentó cargos por violencia doméstica tras agredir a la madre de su hija. En noviembre de ese mismo año estuvo involucrado en un accidente de tráfico que dejó cuatro heridos.

Davis mantiene un debate con su propia estela. Todavía no decide qué sendero recorrer: el del estrellato absoluto o el del talento desperdiciado. Los años que vienen tendrán que despejar todas las dudas. Criado en un barrio peligroso de Maryland, Davis puede optar por recoger los tesoros que la vida le apartó a su nombre o volver a casa con las manos vacías.

Está en la mejor división posible para demostrar sus cualidades. Las 135 libras (peso ligero) son la vitrina con mayor talento en el boxeo actual. Ryan García, George Kambosos, Devin Haney y el exiliado Vasyl Lomachenko. Todos son nombres propios. Davis no podrá rehuirles toda la vida. Si quiere emular a su maestro, deberá hacerles frente y pelear por el oro contra los mejores.

Tank dejó ciertas dudas ante Isaac Pitbull Cruz, rival que en la previa suponía un triunfo accesible. Retuvo su título regular de peso ligero sin contundencia. En junio expondrá el cintillo contra Rolando Romero, un actor de reparto que no servirá como parámetro. Se trata de la clásica defensa rutinaria que necesitan los consentidos. Mientras George Kambosos y Devin Haney pelearán por el título indiscutido de la categoría, Tank observará desde el televisor.

Gervonta está obligado a verse en el espejo de su mentor. Floyd Mayweather conoce los secretos de la gloria, pero no podrá cuidar a su hijo toda la vida. Davis debe cuidarse a sí mismo. No ha enfrentado a los rivales más duros: su pelea más importante ha sido contra su propio reflejo. El boxeo no perdona los autosaboteos. Gervonta Davis tiene la brújula en sus manos.