Italia se queda fuera del Mundial

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Italia se queda fuera del Mundial

Italia pasó de la gloria al fracaso en tiempo récord. Hace 256 días se coronó campeona de Europa. Parece que fue ayer, literalmente. Pero hoy la realidad es más cruel que nunca para la Squadra Azzurra: están fuera de la Copa del Mundo. Sí, los tetracampeones mundiales no se presentarán a la magna justa por segunda ocasión consecutiva. Otra vez, como si la humillación de quedar fuera de Rusia no hubiera sido suficiente escarmiento. Ni siquiera pudieron llegar al partido clave contra Portugal.

Macedonia tuvo el valor para profanar la historia y quitar del camino al glamoroso Rey de Europa. Lo hizo contra toda posibilidad, con sólo dos disparos al arco. Uno de ellos fue suficiente para helar la sangre del Estadio Renzo Barbera. Aleksandar Trajkovski, modesto delantero que milita en el futbol saudí, ahora tendrá mucho que contar por el resto de sus días. Encontró un balón estéril fuera del área y lo convirtió en un misil que Donnarumma soñará por muchas noches. Vaya mes de pesadilla para el héroe de Wembley. En dos semanas hundió al PSG y perdió el vuelo a Qatar.

Si sirve como atenuante, Gigio puede recordar que el llanto es compartido. La grandeza recuperada durante el verano ha sido dilapidada. Italia aprendió la lección, pero no completó el curso. Venció a Inglaterra con una épica que referenció las noches más gloriosas de la Azzurra. Reclamaron el trono de Europa y lo ganaron. Lo hicieron con un estilo que nada tenía que ver con el viejo y caduco Catenaccio. La evolución fue aplaudida a raudales. Hoy ni el estilo ni el prestigio contuvieron la tragedia.

El futbol tenía que darles una revancha. Listo, pacto sellado. Lo siguiente era más fácil. Eran candidatos a ser campeones mundiales. Lo eran sin haber calificado al Mundial. Ironías del juego, hoy lo han perdido todo. La generación que alumbró la esperanza no pudo con la más simple de las encomiendas. Roberto Mancini, elevado a héroe nacional hace medio año, cargará para siempre con el estigma de la derrota impensada, esa que duele más que ninguna otra.

Verratti, Chiesa, Barella, Locatelli, Insigne, Jorginho, Immobile. Toda una generación desperdiciada. Ellos pagarán su propia penitencia. Un coloso puede fallar, pero no dos veces seguidas y con tanta falta de vergüenza. Estarán en el Mundial de 2026, no hay duda. Porque errar tres veces ya sería una burla mortal y, sobre todo, porque serán 48 selecciones. Para entonces, habrán pasado doce años sin ver a Italia en una Copa del Mundo.

No existe una espera más larga y tortuosa. Cuatro años para Norteamérica 2022. Italia tendrá una Eurocopa en medio y con ello la oportunidad de restituir su prestigio. Todavía serán los reyes de Europa por dos años más. Pero de qué sirve un rey doméstico, que debe conformarse con los límites de su tierra y ver de lejos a otros imperios pelear por la cima absoluta.

Italia se quedará sin Copa del Mundo por segunda vez consecutiva, un hecho sin precedentes en su historial mundialista. (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)
Italia se quedará sin Copa del Mundo por segunda vez consecutiva, un hecho sin precedentes en su historial mundialista. (REUTERS/Guglielmo Mangiapane)

Honor a quien honor merece. Macedonia se batió con todos sus recursos. Ahora tendrá que pelear por el boleto a Qatar 2022 contra otro titán: la Portugal de Cristiano Ronaldo, que superó 3-1 a Turquía. El favorito es evidente. Y si ya es catastrófico imaginar un Mundial sin Italia, habría que pensar por un momento en lo que significaría no tener a CR7 en la Copa del Mundo. Esto es así. En el futbol, los nombres de los individuos son más relevantes que los nombres de las naciones.

El futbol italiano ha recibido los golpes de realidad necesarios. La Juventus, club promotor de la funesta Superliga Europea, quedó fuera de la Champions League a manos de un modesto Villarreal. Y hoy la Selección Italiana se quedó sin Mundial. No hay señorío capaz de imponerse a las ganas de trascender el anonimato. Esa es la lección para el Rey de Europa, un monarca sin gloria que oxidará su corona entre lágrimas de humillación.

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