El italiano Jacobs, oro olímpico de los 100 metros

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El italiano Jacobs, oro olímpico de los 100 metros

Lamont Marcell Jacobs, un italiano de 27 años, hijo de padre estadounidense y madre italiana, es el nuevo rey olímpico de los 100 metros, la primera reencarnación de la corona más mediática del atletismo después de la era Usain Bolt. No era favorito, aunque entraba, como una decena de sprinters más, en algunas quinielas para la final más igualada y difícil de pronosticar en mucho tiempo. Jacobs devolvió en el Estadio Olímpico de Tokio el título de los 100 metros a Europa. Hacía 29 años, desde Barcelona 92 con Linford Christie, que no se proclamaba campeón un europeo.

Jacobs, además, se dio el lujo de batir dos veces el récord de Europa en unas horas. Primero en la semifinal, un 9″84 que fue su pasaporte a la carrera definitiva, en la misma serie en la que el chino Bingtian Su batía el récord de Asia con 9″83. Después, en la final, Jacobs firmó un tiempo de 9″80. Después de todo, incluso una centésima mejor que la marca con la que Bolt ganó el oro en los Juegos de Río, y suficiente para ganar con claridad suficiente a Fred Kerley, plata (9″84) salvadora del honor de Estados Unidos, y al canadiense Andre De Grasse (9″89), que repite bronce cinco años después de Río. No hubo premio para el sudafricano Simbine 84º, 9″93), que aspiraba a ser el primer africano campeón desde 1908, ni para el chino Bingtian Su, quien pasó de batir el récord asiático en semifinales a hundirse en la final (6º, 9″98)

Fue la mejor final posible en las condiciones actuales. Al margen de la pandemia y lo que significa ver una final de esta talla en un estadio vacío, Jacobs no deslució esta final pese a su falta de pedigrí. estuvo donde debía, en un momento y lugar en el que se fue quedando sin adversarios. Pasado el capítulo de Bolt y de Gatlin, y sancionado por saltarse controles el campeón mundial Chris Coleman, el italiano tampoco tuvo la culpa de  que Trayvon Bromell, favorito según el ranking del año (9″77), también fallara estrepitosamente en las semifinales (10″00), sin opción a entrar ente los ocho mejores.

Jacobs, fornido como un culturista, enloqueció al verse ganador y se abrazó a Tamberi, su compatriota, que acaba de ganar el oro compartido en altura. 

Nacido en El Paso (Texas), volvió a Italia al mes de edad cuando su padre fue enviado por trabajo a Corea del Sur. En Italia se ha formado deportivamente. Comenzó en el atletismo a los 10 años, y es también un buen saltador de longitud (8,07). Fue padre muy joven y tiene ya tres hijos, y se considera totalmente italiano y muy poco americano. De hecho, reconoce que no habla inglés demasiado fluido.

Seis hombres, todos los que acabaron la final, bajaron de los 10 segundos. Podrá discutirse si, como dice Bolt, las ultraligeras zapatillas actuales les ayudan más que a los velocistas de las generaciones anteriores, pero quedó demostrado que la pistatambién cuenta, y la de Tokio es muy rápida. Y vacía: en lugar del espectacular destello de miles de flashes y cámaras de móviles que saludaban las antereiores finales de 100 metros, un juego de luces trató de compensarlo. Se agradece, pero no es lo mismo.

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