Novak Djokovic necesitaba un solo triunfo en las ATP Finals para acabar el año como número uno por octava vez en su carrera (2011, 2012, 2014, 2015, 2018, 2020, 2021 y 2023, récord absoluto) y lo consiguió en la primera jornada de competición. El serbio ganó este domingo por 7-6 (4), 6-7 (1) y 6-3 algo más de tres horas a un impulsivo Holger Rune, que no supo jugar con el marcador a favor, y dejó sin opciones de liderato a Carlos Alcaraz, que necesitaba ser campeón invicto en Turín y que Djokovic encajará tres derrotas en la fase de grupos y quedara eliminado.

“Una victoria es una victoria. Ha sido una muy emotiva y complicada por el significado del partido; sabía que si ganaba aseguraba el número uno, eso es presión y tensión añadida. Sabía que tenía que ganar un partido. Un gran objetivo está cumplido, así que lo que venga es un bonus”, dijo el balcánico, que sigue intratable, en racha de 19 victorias consecutivas. No cae desde la final de Wimbledon que perdió, precisamente, contra Alcaraz. Y su marca en pista dura aumenta a un impresionante 34-1, con un único borrón ante Daniil Medvedev en Dubái. El miércoles se enfrentará, muy posiblemente a las 21:00 horas, al ídolo italiano, Jannik Sinner, que venció con mucha comodidad a Stefanos Tsitsipas. El griego, que era duda por unas molestias físicas que le hicieron terminar antes de tiempos sus entrenamientos con Zverev y Alcaraz, aseguró que estaba “absolutamente bien, sano y listo para competir”.

También recibió el calor del público del Pala Alpitour un Djokovic, vigente campeón de la Copa de Maestros, que supo sofocar la rebelión de Rune, cuando el danés de 20 años, que había iniciado el partido con un repertorio de saques y restos increíbles, se adelantó con un quiebre en el primer set. El balcánico hizo el contrabreak de inmediato y tomó el control del encuentro. Al final de la primera manga, remontó en el desempate. La segunda fue un calco de la anterior, pero en el tie-break, Novak falló un remate fácil fuera de la red y colapsó. Consciente de la gravedad de su error, inició el tercer parcial enrrabietado, aunque cuando iba lanzado a por el 3-0, perdió de nuevo su saque y lo pagó con dos raquetas (“No estoy orgulloso”, confesó, en italiano, tras el partido). Después se rehizo y resolvió la papeleta.

En una de las tribunas, el padre, Carlos, y el tío abuelo de Alcaraz, Tomás, presenciaron la actuación del titán de Belgrado, que podría enfrentarse a su Carlitos en semifinales u, ojalá, el domingo 19 en la final.